Alta Edad Media
Hispania visigoda
Tras la derrota ante los francos en la batalla de Vouillé (507), los visigodos se vieron forzados a replegarse hacia el sur, asentándose principalmente en torno a Toledo y zonas de la Meseta (Campus Gothorum). Esa estrategia era compatible con su mantenimiento como élite dominante rígidamente separada (se mantenían en su versión arriana del cristianismo y no se consentían los matrimonios con la población local), pero obligaba a dejar amplias zonas poco controladas: no sólo el reino suevo de Braga (que se mantenía independiente), sino también la cordillera Cantábrica (poblada por comunidades locales poco romanizadas -astures, cántabros, vascones-), la Bética y la Lusitania (dominadas por la aristocracia hispano-romana local, que protagonizó frecuentes sublevaciones -Sevilla, Córdoba, Mérida-). La franja costera entre Alicante y la bahía de Cádiz, junto con las Baleares y el norte de África, fue objeto de la denominada Recuperatio Imperii de Justiniano, que organizó la Provincia de Spania, con capital en Carthago Spartaria (Cartagena), controlando las rutas del comercio a larga distancia. De lo agitado de la vida política del periodo es muestra que a mediados del siglo VI dos reyes sucesivos tuvieran una muerte violenta y muy breves reinados (Teudiselo y Agila I).
Atanagildo fijó la capital en Toledo (año 567, a partir del cual se suele denominar al Estado visigodo como Reino Visigodo de Toledo). En el periodo de Leovigildo (573-586) se produjo un notable fortalecimiento de la monarquía, con reformas monetarias y una serie de campañas militares que vencieron a suevos y bizantinos. La rebelión de su hijo Hermenegildo, que se había convertido al catolicismo y obtuvo el apoyo de los hispano-romanos de la Bética, fue sofocada en el 584, tras la que se produjo su ejecución. En el reinado siguiente, el de Recaredo, hijo de Leovigildo y hermano de Hermenegildo, se produjo la conversión del rey, la reina (Baddo) y la mayor parte de la élite visigoda (587); solemnizando la nueva confesionalidad del Estado con la convocatoria del III Concilio de Toledo (589), que condenó oficialmente el arrianismo. Los siguientes reinados fueron de nuevo breves y con violentos finales. Suintila consiguió expulsar a los bizantinos en el 620.
Recesvinto emprendió una labor legislativa (Liber Iudiciorum de 654, basado en el Codex revisus de Leovigildo, que a su vez se basaba en el Codex Euricianus o Código de Eurico, 480) que continuó Wamba y tendrá una especial trascendencia posterior.
Culturalmente se produjo un verdadero "renacimiento visigodo" con figuras de la influencia de Ildefonso de Toledo, Braulio de Zaragoza o Isidoro de Sevilla (Etimologías, 627-630) y sus hermanos Leandro, Fulgencio y Florentina (los cuatro santos de Cartagena), de gran repercusión en el resto de Europa (a través del posterior renacimiento carolingio) y en los futuros reinos cristianos de la Reconquista. La vida monástica se expandió, con características propias (monasterio hispano, San Fructuoso de Braga y la Tebaida berciana), y se desarrolló una liturgia hispánica que se mantuvo diferenciada de la romana. La conversión de los suevos al catolicismo se produjo antes incluso que la de los visigodos, en un contexto religioso muy polifacético (presencia de arrianismo, priscilianismo y paganismo), con figuras como San Martín de Dumio, "el apóstol de los suevos", y los Concilios de Braga.

Mosaico de Justiniano en la Iglesia de San Vital en Rávena

Nobles y clérigos acudiendo a un Concilio de Toledo, ilustración del Codex Vigilanus (976).

Nave central de la Iglesia Visigoda de San Pedro de la Nave. Campillo (Zamora). Finales del siglo VII.
Al-Andalus
España Musulmana
Conquista musulmana
A partir del año 702, con el ascenso al trono de Witiza, y en medio de una gran hambruna, se produjeron enfrentamientos de sus partidarios con los del antiguo rey Ervigio, encabezados ahora por Rodrigo. En 710, a la muerte de Witiza, los nobles partidarios de Rodrigo le proclamaron rey, mientras que los partidarios de Witiza proclamaron rey a uno de sus hijos, Agila II. Los sucesos de 711 aparecen en las crónicas y la épica posterior con todo tipo de matices legendarios, y una narración muy gráfica ( frente a la que se han construido todo tipo de interpretaciones historiográficas divergentes - destacando, por su planteamiento provocativo, la de Ignacio Olagüe, que niega la condición "invasora" de la islamización de España- ) :
Mientras Rodrigo acudía a Pamplona para sofocar una rebelión, se produjo el paso del Estrecho de las tropas del bereber musulmán Tariq, con la connivencia de Julián, conde de Ceuta (presuntamente ofendido por Rodrigo, que habría tenido relaciones en Toledo con su hija, la Cava). Las fuerzas que consiguió reunir Rodrigo para la batalla de Guadalete (o de la laguna de la Janda) fueron traicionadas por los hijos de Witiza y el obispo Oppas, que les facilitaron su penetración al interior, en un avance imparable. En 712, se le sumó una expedición posterior, dirigida por el gobernador árabe Musa ibn Nusair, interesado en controlar a su subordinado (así como el botín que se estaba reuniendo y cuya forma de repartir fue objeto de discusiones -que terminaron llevando a ambos caudillos a consultas con el Califa en Damasco, donde Musa fue juzgado y posteriormente asesinado-). El contingente militar reunido quizá ascendiera a unos 18.000 hombres, entre bereberes y árabes. Abd al-Aziz ibn Musa, el hijo de Musa, y los siguientes walíes ("gobernadores") consiguieron controlar la práctica totalidad del territorio peninsular hacia el 714 o 716. Incluso sobrepasaron los Pirineos, terminando con el núcleo visigodo de Narbona (rey Ardón -sucesor de Agila II-) en 720 y enfrentándose al reino franco, que les detuvo en la batalla de Poitiers (732).
La organización del territorio conquistado se fue efectuando mediante pactos de capitulación (ama) que permitieron la rápida conquista y la integración de comunidades completas de forma prácticamente inalterada a la nueva estructura sociopolítica. Otros grupos establecían pactos de clientela (wala), convirtiéndose al Islam y manteniendo ciertas obligaciones. Se otorgaron distintos grados de autonomía local a los nobles y de pago de tributos a cada población, según el grado de afinidad que mostraran. No hubo ninguna voluntad inicial de imponer la religión islámica, aunque las conversiones fueron produciéndose, dando origen a una población musulmana de origen hispano-romano-visigodo: los muladíes (como el conde Casio, que dio origen a la poderosa familia de los Banu Qasi, que controlaban el valle del Ebro y mantuvieron relaciones fluidas con los cristianos no sometidos del norte -con los que mantenían relaciones de parentesco-, llegando incluso a aliarse contra el poder central de Córdoba). Los que permanecieron cristianos, pero aceptaron someterse a las nuevas autoridades musulmanas, son llamados mozárabes (como Teodomiro, al que se permitió mantener un extenso territorio en el sureste -el llamado reino de Tudmir-).
En puntos estratégicos las autoridades musulmanas mantuvieron algunas guarniciones militares (cuya principal finalidad era asegurar el cobro de las rentas). Han pervivido en la toponimia con la raíz qalat. En el valle del Duero se intentó la instalación de contingentes bereberes; volviendo a poblar (con población autóctona) asentamientos hacía tiempo abandonados, incluso de época prerromana. Tales enclaves se fortificaron con castillos, orientados más a mantener una cierta independencia frente a Córdoba que a defenderse de los cristianos del norte.
La recaudación tributaria y el reparto del botín se realizaba dividiendo los bienes en dos categorías: bienes muebles (amwal) y los bienes raíces (aradi -especialmente las tierras-), con un régimen fiscal distinto para cada caso. A partir del 730 se endureció el régimen fiscal, en una coyuntura crítica de malas cosechas, que coincidió con un levantamiento de los bereberes (iniciado en el norte de África y convertido en el 740 en una gran revuelta que afectó a toda la península hispánica). La minoría árabe dirigente buscó el apoyo del centro político del occidente islámico (Maghreb), que por entonces estaba en Ifriqiya (Kairuán, antigua Cartago, actual Túnez), llegando incluso un contingente militar sirio. La revuelta fue sofocada, pero trajo como consecuencia el abandono de los bereberes de puntos estratégicos de la península, como el valle del Duero, pasando a concentrarse en torno a Mérida.
El abandono berereber del valle del Duero, sumado a las expediciones de castigo asturianas (Alfonso I), que estimularon a la población local para replegarse a la cordillera Cantábrica, motivaron a Claudio Sánchez Albornoz a acuñar el discutido concepto historiográfico de "desierto del Duero".
La necesidad de incrementar la presión fiscal para satisfacer las necesidades de una creciente élite dirigente musulmana sobre una población decreciente de dimmíes (no-musulmanes) llevó al incumplimiento de los pactos de capitulación.

Los dos contrincantes en la Batalla de Guadalete, Rodrigo rey visigodo y Táreq o Ṭāriq Benzema ibn Ziyād al-Layti (en árabe, طارق بن زياد), Tarik en la transcripción española. Manuscrito del siglo XI conservado en la Biblioteca Nacional, Madrid..

Territorios del llamado Reino de Tudmir conseguidos gracias al tratado de capitulación firmado el 5 de Abril del año 713 entre Abd al-Aziz ibn Musa y Teodomiro, mozarabe y noble visigodo. En virtud del tratado Teodomiro (Tudmir en árabe) consiguió que se respetaran sus propiedades y las de el resto de la población cristiana, a cambio de su sumisión a los nuevos gobernantes islámicos.

Imagen de El collar de la paloma, manuscrito que se encuentra en la biblioteca de Leiden (Holanda) escrito por Abu Muḥammad ʿAli ibn Aḥmad ibn Saʿīd ibn Ḥazm (árabe: أبو محمد علي بن احمد بن سعيد بن حزم), más conocido como Ibn Hazm(Córdoba, 7 de noviembre de 994 - Montíjar, Huelva, 15 de agosto de 10641 ) Fue el único autor que dejó algunas indicaciones sobre los grupos tribales que pasaron a al-Ándalus en la época de la conquista de la península ibérica.

Guerreros musulmanes representados en el manuscrito árabe de la Maqamat Al-Hariri مقامات الحريري, aprox. del siglo XI..
