top of page

 EN ESPAÑA 

ARQUITECTURA ROMÁNICA

El arco de herradura, aunque propio de tiempos anteriores, se utilizó también en algunos edificios del románico español. Era un arco heredado de la arquitectura visigoda, sobre todo en Cataluña por la tradición de los visigodos de la Septimania (puertas de Santa María de Porqueras, arcos fajones de San Pedro de Roda), y también de influencia islámica, sobre todo en Andalucía y Extremadura. Otros ejemplos con arcos de herradura son:

  • Iglesia de Santa Marta de Tera (Zamora) en los vanos de acceso a los brazos del crucero.

  • Catedral de Ávila, en los arcos del antiguo triforio.

  • Basílica de Santa Eulalia de Mérida, puerta de acceso y en el interior de los ábsides.

  • Iglesia de San Miguel de Córdoba, en una puerta lateral y en la capilla del baptisterio.

  • Ermita de San Martín en San Vicente de la Sonsierra (La Rioja).

El arco lobulado es bastante común. Se trata de una forma artística de presentar el arco de medio punto y más tarde el apuntado. En España estos arcos son de clara influencia islámica, teniendo como ejemplo principal el antiguo Mihrab de la mezquita de Córdoba.

 

Contrafuertes.

 

Los contrafuertes son gruesos muros continuos, verticales, que se colocan a los lados de un arco o bóveda para contrarrestar su empuje. Se colocan también en los muros exteriores de las naves de las iglesias o de los claustros. En la arquitectura románica son siempre visibles siendo uno de los elementos que más la caracterizan, sobre todo en la arquitectura española, salvo en la zona de Cataluña donde la construcción se hizo adoptando un mayor grosor de los muros.

El contrafuerte tiene una forma prismática que suele mantener en toda su altura, aunque hay algunas variantes como aquellos que imitan una pilastra estriada con capitel (San Juan de Rabanera en Soria). A veces ofrece un escalonado sencillo o complicado con varios cuerpos en disminución, en la catedral de Cuenca o en el monasterio de Fitero cuyos contrafuertes de los ábsides tienen forma rectangular en la base y va cambiando su perfil de manera caprichosa.

Muchos de los monumentos de Galicia ofrecen unos contrafuertes unidos entre sí por un arco, formando así un muro compuesto. Se puede ver un ejemplo en la fachada lateral de la catedral de Santiago.

 

Cubiertas.

 

Los edificios se cubrían con un tejado que podía estar hecho de distintos materiales:

  • Piedra (muy frecuente). Se pueden ver aun estas cubiertas en la torre del Gallo de la Catedral Vieja de Salamanca y Catedral de Ávila.

  • Teja, material siempre renovado porque resiste mal el paso del tiempo.

  • Escamas vidriadas, material poco frecuente. Se encuentra en el chapitel de la torre de la Iglesia de Santa María La Antigua de Valladolid.

  • Pizarra, sobre todo en lugares donde este material es abundante, principalmente en Galicia.

Las torres.

 

En los edificios españoles las torres se pueden ver ubicadas en diferentes puntos de la iglesia, en los laterales, sobre el crucero y en casos muy especiales sobre el tramo recto del ábside, como ocurre en las iglesias de la ciudad de Sahagún en León. Esta colocación se debió a que, al estar construidas en ladrillo (material menos consistente que la piedra) fueron buscando el lugar de mayor resistencia que era siempre el emplazamiento de los ábsides. La fachada con dos torres no es muy usual y se suele ver sólo en templos de gran importancia.

Las torres sirven como campanarios, sobre todo en el románico de Castilla y León; son las llamadas turres signorum. En bastantes casos se erigieron como torre de defensa, sobre todo en los territorios fronterizos conflictivos y su ubicación dependía de lo que se quisiera defender, así la torre de la Iglesia del Monasterio de Silos se colocó defendiendo al monasterio y la torre del Monasterio de San Pedro de Arlanza tuvo gran importancia defensora para todo el recinto. El aspecto bélico de estas torres románicas fue evolucionando y cambiando con el tiempo de manera que en el presente apenas puede adivinarse su cometido de otras épocas. En muchos casos estas torres se elevaron pegadas a los flancos de la iglesia, e incluso exentas.

 

Espadañas.

 

Una espadaña es un elemento arquitectónico que se construye generalmente sobre la fachada y que sirve para albergar las campanas, en sustitución de una torre. Se eleva como continuación vertical del muro y en ella se abren los vanos que van a recibir las campanas. La espadaña es más fácil de erigir y más barata. En el románico español fueron muy numerosas sobre todo en iglesias de menor tamaño del románico rural. Pueden darse de un solo vano o de varios pisos escalonados. Se rematan generalmente en punta o piñón.

En el románico de Campoo y Valderredible pueden verse espadañas de todo tipo. En otros lugares algunas son espectaculares como la de Agullana en el Alto Ampurdán o la de Astudillo, con cinco vanos y otras son más modestas como la del Monasterio de Santa María de Valbuena en donde además sus vanos presentan una colocación muy especial.

 

La pintura como acabado de los edificios.

 

En la época del románico no se consideraba que un edificio estuviera acabado hasta que sus muros recibieran la pintura apropiada. Los muros de las partes más importantes y significativas (ábsides sobre todo) se revestían al interior con pinturas iconográficas, muchas de las cuales han llegado hasta el siglo XXI, como las pertenecientes a las iglesias del valle de Tahull. Los muros, tanto por dentro como por fuera, se cubrían con una capa de pintura de un solo color y quedaban resaltadas con el material original las impostas, vanos y columnas, aunque a veces incluso se pintaban también con vivos colores: verdes, amarillos, ocres, rojos y azules. Esta costumbre de pintar o revocar los edificios no fue nueva ni exclusiva del románico de la Edad Media sino una herencia o continuidad de la manera de construir en la Antigüedad.

Tanto si el material empleado era la piedra, el sillarejo o el mampuesto como si era el ladrillo, el acabado final era una superficie pintada. Así, en muchos casos no se diferenciaba al exterior si eran de piedra o ladrillo, hecho que sólo se ha podido constatar con el raspado de los revocos. El remate de pintura dio a los edificios una protección contra las agresiones ambientales que desapareció a partir del siglo XIX cuando se aplicaron las teorías de dejar al descubierto los materiales de construcción.

Algunas de estas pinturas han quedado en ciertos edificios, como testimonio del pasado, tanto en paredes como en esculturas o capiteles. En la fachada de San Martín de Segovia todavía en el siglo XX podían verse restos de pintura, testimoniada y descrita por el historiador español Marqués de Lozoya. A veces el esculpir las cestas de los capiteles resultaba demasiado caro y se dejaban completamente lisos para que el pintor los rematase con motivos vegetales o historiados. En la iglesia de San Payo de Abeleda (Orense) se conservan vestigios de pintura en algunos capiteles, que incluso han sido repintados a lo largo de su historia y entre las ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza se han encontrado fragmentos de capiteles con su pintura original que pueden dar una idea de cómo estaba decorado el resto.

Los monjes cistercienses y los premostratenses también pintaban las paredes de sus iglesias, de blanco o de un color terroso claro y a veces perfilaban las juntas de los sillares.

 

 

 

 

Puente la Reina

Arco polilobulado de la Iglesia de Santiago en Puente la Reina (Navarra).

Santa_María_de_Moreruela

Contrafuertes en el muro de la Iglesia del  Monasterio de Santa María de Moreruela (Zamora).

Torre de la Iglesia de Santa María la Antigua (Valladolid)

Torre románica de la Iglesia de Santa María la Antigua. Valladolid.

San_Salvador_de_Cantamuda

Espadaña de la antigua Colegiata de San Salvador (actual Iglesia Parroquial) en la localidad de San Salvador de Cantamuda (Palencia).

Cristo en Majestad. Monasterio de Santa María de Mur. Lérida.

Cristo en majestad en la cabecera del antiguo Monasterio de Santa María de Mur -Lérida.

Resto de la pintura del ábside del Monasterio de San Pedro de Arlanza. Burgos.

Restos de la pintura que cubria las paredes del ábside del Monasterio de San Pedro de Arlanza. Ortigüela. Burgos.

PÁGINAS
ARTE ROMANICO ESTUDIOS MEDIEVALES

EL ROMÁNICO ESTUDIOS MEDIEVALES

bottom of page